Con estas imágenes tomadas a lo largo de la costa vasca, quisiera concienciar a los pescadores sobre los efectos colaterales negativos que generan los aparejos de pesca en las gaviotas. En los puertos pesqueros o espigones de nuestro litoral, la presión pesquera está siendo enorme. Cualquiera que se de una vuelta por esos lugares, vera que se encuentran llenos de pescadores. En esos lugares, muchas veces, encontrarán muchos anzuelos, aparejos o hilos de nylon echados por el suelo donde muchas aves mueren enganchadas. Se suele comentar que por cada aparejo retirado del suelo, podría salvar la vida de un ave.
El sufrimiento de
estas gaviotas refleja una realidad lamentable: la de los aparejos desechados o
de pescadores que las sueltan sin quitárselo que matan a las aves acuáticas.
Con la ley en la mano está prohibido pescar en zonas portuarias; incluso aunque se disponga de licencias. Sin embargo, por alguna razón que a mí se me escapa, esa normativa general no se está aplicando aquí y una inmensa mayoría de las aves que entran a descansar o a alimentarse a los puertos terminan enganchadas en algún anzuelo trampa de los pescadores de caña. Quién no ha escuchado alguna anécdota de algún pescador de caña que ha atrapado alguna gaviota con su caña. Ya me gustaría saber en que quedan las heridas internas causadas por esos enganches. Sería digno de estudio la repercusión causada por la pesca deportiva sobre las gaviotas o aves marinas en general.
En la foto superior teneís otro ejemplo de una de esas tantas gaviotas que las pasan canutas por clavarse aparejos o sedales que se convierten en trampas. Episodios lamentables que podrían evitarse con un
poco más de responsabilidad y buena voluntad por parte de los
pescadores deportivos.
Al contrario de la mayoría de las aves marinas, las gaviotas tienen la
capacidad de regurgitar los restos alimentarios no digeribles y de esta manera
algunas consiguen echar el anzuelo después de habérselo tragado. El de esta
tridáctila que se ve arriba sería un ejemplo de ello, a los dos días de haber llegado al puerto de Getaria ya se había enganchado con un sedal, pero al día siguiente ya no lo tenía, al parecer consiguió echarlo, pero al día siguiente se volvió a enganchar en el sedal de otro pescador y la volvieron a liberar. Este es el pan de cada día de muchas aves que llegan a los puertos pesqueros del Pais vasco, ave que entra ave que se engancha en sedales.
En estos dos vídeos que
he encontrado al azar salseando en google, se puede ver perfectamente alguno de esos momentos;
Fuente de;
Comopeces. Com,
Vamosapescar.org,
lospiesenlatierra.
Pobres gaviotas. Los pescadores aficionados somos muy irresponsables. En cuanto lo de pescar en los puertos, contaré mi experiencia aquí, en Asturias. Hasta hace muy poco se permitió pescar en cualquier puerto pesquero y en cualquier zona del mismo. Desde hace ya unos años, con la proliferación incontrolada del número los pescadores deportivos, se prohibió pescar en gran parte de las dársenas de esos puertos. En la mayoría solamente se permite pescar aguas afuera, desde el espigón. Y dejando libre la bocana, a unos metros de las balizas que delimitan esa bocana. En otros, como en la dársena pesquera de El Musel, solamente se permite la pesca deportiva en zonas determinadas. Que están debidamente señalizadas. Y es necesario estar en posesión de la licencia federativa de la federación asturiana. Que lleva aparejado un seguro de accidentes. De lo que sucede en otras Comunidades Autónomas de España, no puedo hablar. Lo desconozco. Gracias por la entrada, Asier.
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